Intenta descubrir al humano “perfecto”, como yo me lo imagino en este momento histórico. ¿Cómo sería y cómo se comportaría?
Me imagino que es un hombre o una mujer humilde, alegre y sonriente, que vive con perspectiva de pasado, de presente y de futuro.
Que no se crea más que los demás por haber nacido en un sitio determinado (es imposible no nacer en algún lugar).
Que no abuse de los demás en ninguna situación. Una persona es grande no cuando hace sentir a los demás pequeños, sino cuando hace a los demás sentirse grandes.
Que busca la verdad aplicando la hiperrealidad a los sucesos y la autorresponsabilidad, aunque no sea de su agrado. En caso de duda, todo es su culpa.
Un humano que entienda que él está viviendo una vida única gracias a su esfuerzo fundamentalmente, y a la vez al esfuerzo de todos los demás, presentes y pasados. Que entrene su simpatía hacia el resto todos los días.
Que pueda entender a los demás humanos con solo responderse a la pregunta: ¿qué hubiera hecho yo en su lugar si hubiera vivido su vida?
Que esté orgulloso de pertenecer a “la gente” y a la especie humana.
Que sea capaz de entender todo tipo de ideas y creencias. Sabe que hubiera sido religioso, nacionalista, racista o cualquier cosa si le hubiera “tocado” por su educación y entorno.
Que sabe que el talento se trabaja. Que todo en la vida exige mucho esfuerzo y que no debe consumir esfuerzo de los demás cuando puede evitarlo.
Que vive con gratitud hacia los demás y consciente de que su mérito individual es pequeño respecto a la aportación global de todos los demás.
Que sea un humano positivo, soñador y con visión de futuro, y que se esfuerza en tener su propia opinión sobre las cosas.
Que no acepte nada contra la razón: por ejemplo, la Ley de Murphy (“todo lo que puede salir mal, sale mal”), por negativa y por absurda. Si fuera así, morirías todos los días. ¿Cuántas cosas malas pueden pasarte y no pasan?
Que se plantea o replantea todas las cuestiones porque sabe que no hay que casarse con nadie, si el objetivo es mejorar la vida de la gente.
Que trata de saber y se informa por diversas fuentes, aunque algunas no sean sus preferidas.
Que quiere enseñar a los demás desde la humildad sabiendo que puede no estar en lo cierto y que su visión de las cosas está condicionada por su entorno, las creencias y valores que ha desarrollado a lo largo de su vida.
Un hombre o una mujer que no hace diferencia por sexos ni por la inclinación sexual de ningún animal humano.
Que es un comprendedor de todo y todos.
Que no se resigna y pelea por el cambio y la mejora continua, tanto individual como globalmente. Comprende, pero desea que mejoren individualmente para mejorar al conjunto de los seres humanos actuales y futuros.
Que sea idealista y con nuevas ideas que son locuras hasta que triunfan.
Que no tenga máximas en la vida, que sea flexible. En todo caso, que su máxima sea no tener máxima. Que valore la ciencia y los avances.
Que no pierda el espíritu de niño. Que recompense a sus hijos por algo y no por nada.
Que cuide la naturaleza y los animales, pero sin infravalorar y poniendo en el lugar que le corresponde al resto de humanos como él.
Que sea más razonador que justificador de sus actos y no utilice coletillas como: “y tú más”, o “así va el mundo”, “qué asco la comida basura, los conservantes”, o semejantes. Son latiguillos o frases hechas no objetivas, hechas sin reflexionar y sin perspectiva temporal, que no están aportando nada positivo a la conciencia social colectiva.
Un Bitcoinman hiperrealista trabajador y responsable de sí mismo y del máximo número de personas a las que pueda ayudar de una forma u otra. Un emprendedor y creador de empleo, bienes y servicios.
Una persona con una correcta cultura general y política, consciente de que con sus actos y opiniones es una parte importante del poder. Consciente del poder que ostentan los ciudadanos actuales como para generar cambios. Sus ideas, valores, dan y quitan poder a gobiernos y empresas.
Un humano que no alberga odio ni siente ira hacia nadie, que no prejuzga por la piel, el sexo o por ser ricos o pobres.
Que tiene claras sus prioridades. Primero estar bien, aceptando un lógico egoísmo como parte de la vida. Cada uno debe desarrollarse al máximo para mejorar su vida y la de los demás. Para ayudar a los demás no es necesario sacrificar la vida de uno mismo.
Que entiende que la vida es lo único que le ha sido dado (pero no hecha), y que no puede desperdiciar el regalo de nuestros padres y nuestros antepasados.
Que crea su propio Bitcoinman y su juez o mentor personal. Por ejemplo, yo cuando no sé qué hacer, o cómo actuar en la vida, me pregunto: ¿cómo hubiera actuado Marco Aurelio, el emperador filósofo?, al que tengo como referencia de persona buena y sensata. Después de leer este libro, cada uno puede coger las cualidades que le hayan resultado más llamativas o, agradado más, crear y convertirse en su propio Vantheman. ¿Qué haría ahora un Vantheman?, ¿qué pensaría?, ¿qué diría?, ¿cómo reaccionaría? Pero no te quedes solo en la teoría, aplícate las respuestas o conclusiones y actúa como lo haría él.
Personalmente estoy lejísimo de ser un Bitcoinman, pero me esfuerzo día a día por acercarme, sabiendo de antemano que nunca voy a conseguirlo porque siempre habrá posibilidades de mejorar más y más.
Tienes todo mi respeto y admiración. Te agradezco muchísimo tu pequeña gran aportación al mundo. Te la agradecemos todos los humanos, aunque todavía alguno no lo sepa.
En el futuro, en algún lugar del universo, cuando nos recuerden como sus antepasados, hablarán cariñosamente de nosotros y dirán: “¿humanos?, ¿esos que vivían en la tierra?, ¡qué mal lo pasaron, pero qué grandes fueron!, ¡qué gran marca esos humanos, ojalá algún día lleguemos a ser tan admirables como ellos!”